LOS ABRAZOS ROTOS

La Opinión de... Marta López-Araquistain.
Una oda a sí mismo. Es lo que define la última película de Almodóvar. No voy a negar que el director ha realizado obras maestras (como “Volver” o “Todo sobre mi madre”) pero no todo lo que ha realizado son buenas películas. Odio ver a parte de la crítica rendida a los pies de Almodóvar, haga lo que haga, con un fervor que roza lo religioso. Para mí su trayectoria es desigual, y un tanto bipolar.
En “La mala educación” y en “Los abrazos partidos” hace lo mismo, su argumento se reduce al folletín sin tocar los temas importantes, que roza ligeramente, justificando así toda la trama. Más bien la trama reside en la cabeza del espectador y las anécdotas de la historia las ve en pantalla. Pretende hacer un homenaje al cine y lo que hace es un homenaje a sí mismo y su adorada Penélope. Unos personajes planos y una historia que, como siempre, la interesante no es la que desarrolla sino lo que insinúa (“Chicas y maletas” parece mucho más interesante...).
Tal vez esa es su maldición de genio: tantas historias en la cabeza que no todas pueden salir al exterior del modo adecuado.